domingo, 21 de abril de 2013

VERDI - LA TRAVIATA - MARIA CALLAS & ALFREDO KRAUS - LISBOA 1958


Durante muchos años los aficionados a la lírica y los seguidores de María Callas se han tenido que conformar con grabaciones en vivo de La Traviata realizadas por la soprano griega y que presentaban problemas acústicos que impedían acercarse al mito de su interpretación en condiciones de sonido adecuadas. Su única grabación en estudio fue realizada en 1953 junto a unos compañeros inadecuados (Albanese y Savarese) y una dirección (Santini) pesante y fuera de estilo en un momento en el que la diva aun no había terminado el proceso de interiorización del personaje que no llegaría hasta 1955 en las representaciones de La Scala bajo la dirección de escena de Visconti y la batuta de Giulini. Una producción que ha pasado a la historia de la Opera y que fue registrada, si bien con un sonido deficiente, y publicada por varios sellos discográficos.

En marzo de 1958, la Callas realiza una pequeña gira "Ibérica" que se inicia en Madrid con un recital efectuado en el Cine Monumental del que no ha quedado registro alguno y, unos días después, finaliza con dos representaciones de La Traviata en el Teatro Nacional de Sao Carlo de Lisboa de las que, por suerte, si ha llegado hasta nosotros la correspondiente grabación de la primera función del día 27.

Sin embargo, hasta el año 2000, las ediciones que nos llegaban de esta velada presentaban un sonido oscuro y reverberante, incluida la edición publicada en 1980 por la EMI que alejaban del oyente las voces y la orquesta como si la fuente de la toma hubiera estado colocada lejos del escenario. Casi todas las ediciones se basaban en las cintas entregadas por el Teatro al tenor protagonista de las representaciones, Alfredo Kraus, sobre la base de la grabación realizada por la Emisora Nacional de Radiodifusión Portuguesa (RDP) que retransmitió el evento a todo el país y que carecían de la adecuada calidad sonora.

Las cintas originales de óxido de hierro fueron guardadas en los archivos de la RDP. En los años 70 fueron trasladadas a cintas de cromo y de nuevo archivadas hasta que en 1994 se realiza una remasterización digital del sonido que le devuelve toda la brillantez original. En 1997 se redescubren las cintas por una serie de casualidades que suponen la reposición de la grabación mediante una retransmisión radiofónica que deja en evidencia el tesoro que hasta ese momento había permanecido oculto y preservado.

A raíz del éxito de esta retransmisión los responsables de la RDP se deciden a realizar una edición especial conmemorativa de solo 2000 ejemplares que fue entregada como regalo de cortesía de la emisora sin que haya llegado a ser objeto de una edición comercial hasta la fecha.

Muchos de los que escuchen por vez primera esta nueva edición que hoy traigo aquí notarán de inmediato la diferencia con anteriores ediciones comerciales. El sonido es puro y cristalino y, pese al algunos escasos momentos de saturación y el hecho de ser una grabación monoaural, nos permite una escucha extraordinaria de la musica que, reproducida en nuestros equipos, parece generarse milagrosamente en el momento de la escucha como si fuéramos testigos excepcionales de la primera retransmisión.

Es posible que la crítica prefiera el acercamiento a las grabaciones de la velada de 1955 en La Scala por contener la primera interpretación "madura" del personaje realizada por María Callas, sin embargo, y aunque ya en 1958 aparecen los primeros problemas vocales de la Diva, esta nueva grabación, restituye en todo su esplendor sonoro la madurez vocal de la griega en su acercamiento al personaje y su drama.

La dirección orquestal del maestro Ghione también se nos aparece más fresca e inspirada que en anteriores publicaciones y las prestaciones vocales del resto de protagonistas parecen dejarse arrastrar por el "fuego griego" ofreciendo unas interpretaciones de referencia, un extraordinario Kraus como Alfredo Germont en los inicios de su carrera (y que fue definido por la misma Callas como su mejor Alfredo), y un mas que suficiente Mario Sereni como Giorgio Germont, 

De la interpretación de la Callas poco puede decirse, irónica y esperanzada en el primer acto, abatida por la realidad en el segundo acto para terminar desolada en el acto final, encuentra acentos nuevos para acercarnos de forma descarnada el drama de Violetta dominando colores, respiración e interpretación hasta ponernos en algunos momentos literalmente los pelos de punta. 

Si hubiera que destacar algún momento quizá habría que hablar del desvanecimiento en un hilo de voz del agudo final del aria del tercer acto "Addio del Passato" y, sin lugar a dudas el estremecedor agudo mantenido durante más de 12 segundos tras el duo con el tenor del mismo tercer acto al inicio de la frase Ah! Gran Dio morir si giovine! Es en este tercer acto donde la soprano encuentra los acentos mas desgarradores poniendo al servicio de la interpretación toda una paleta de recursos vocales y colores que dejan al oyente literalmente exhausto. La Callas reduce la voz hasta convertirla, en algunos momentos, en un hilo imperceptible como si quisiera ahorrar energías para alejar el momento de su muerte. El conjunto final mantiene durante toda su ejecución una desolación gracias a la portentosa interpretación de todos los protagonistas incluyendo una orquesta que por momentos avanza y se detiene siguiendo cada uno de los gestos de la soprano.

Olviden todo lo que hasta conocían de esta grabación y disfruten de esta nueva dimensión de un espectáculo que ya forma parte de la historia de la Opera. Por suerte disponemos de una rara filmación que nos acerca tres momentos de la velada que, aunque rodados de forma estática, nos permiten poner imágenes a tan extraordinaria grabación.



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